domingo, 22 de marzo de 2015

MÓNICA MAFFIA Y LA VIOLACION DE LUCRECIA EN ESPACIO ESPIRAL


LA VIOLACIÓN DE LUCRECIA es un poema magistral de Shakespeare sobre la usurpación, el abuso de poder, la viola­ción de los derechos y sus consecuencias políticas cuando el pueblo sale a la calle a reclamar justicia. El lenguaje oscila entre lo brutalmente directo y la más alta poesía, pasando por argumentaciones filosóficas y técnicas del discurso tomadas de la retórica y la oratoria.
La dramaturgia de Mónica Maffía lo lleva a escena, tomando como eje un ritual doméstico de transformar en cele­bración el placer de la lectura, como forma de anclaje en la estructura originaria de la obra.


Mónica MAFFÍA estuvo con nosotros el fin de semana del 6 al 8 de marzo, en plena celebración del Día Internacional de la Mujer. Y trajo consigo un texto de Shakespeare, un poema: La Violación de Lucrecia. Un texto con el que nos gratificó con dos representaciones, el 7 y el 8 de marzo, y por otro lado, con el que estuvimos algunos privilegiados trabajando en un taller de análisis teatral sobre la palabra, la frase y el sentido de las ideas de Shakespeare.

Así que tuvimos la suerte de volver a comprobar la atemporalidad de los textos de Shakespeare, una actualidad tan cercana a nosotros que suscitó debate sobre el poder de la palabra del autor y sobre la potencia de las situaciones de discriminación hacia la mujer.

En el taller llegamos a vivir, sentir, pensar sobre el sentimiento o los sentimientos contradictorios que movieron a Lucrecia, es decir, sobre la dificultad de recrear las condiciones en que se encuentran mujeres violadas, entonces, y ahora. Un desasosiego que a pesar del tiempo transcurrido no ha desapreciado para mujeres que han sido sometidas, aquí y allá, a esa dura prueba de ser vilipendiadas, sometidas, violentadas y ninguneadas.

Todo ello lo hicimos con el simple esfuerzo de trabajar sobre la palabra y la frase de Shakespeare. Leer el poema, escoger un fragmento del poema, señalar la palabra clave del fragmento y después atreverse a decir el fragmento, muchas veces una frase única, desde la voluntad de destacar la palabra o las palabras significativas del fragmento.

También procuramos entender, que no comprender o justificar, la maldad intrínseca de Tarquino, el violador, y sus sentimientos, y sus emociones, y su decisión y su capacidad de superar las barreras, los límites que la sociedad, el poder o el prestigio pueden poner a la realización de un acto tan despreciable. Tarquino, el violador, hijo de reyes, poderoso, jugándose de las leyes, divinas o humanas, es un personaje malvado como tantos otros que se pueden encontrar en la obra de Shakespeare. Y él también tiene que superar esas barreras, y quizás, por eso, se juega de esas barreras.

La Violación de Lucrecia de Eduardo Rosales, 1871
Y fuimos algo más allá al plantearnos con la ayuda de Mónica MAFFÍA si Lucrecia debía suicidarse al final, después de conseguir la promesa de su marido, padre y amigo que la vengarían. ¿Cometió un pecado, se equivocó al suicidarse, no tenía otro modo de conseguir que la hicieran caso? Para San Agustín era claro que cometió pecado al suicidarse y que debe condenarse ese acto. Su argumentación está profundamente anclada en el pensamiento cristiano, pero ¿cuántos o cuántas no se dejan llevar por ese tipo de razonamiento todavía hoy en día? Otra asombrosa prueba de la actualidad del dilema moral que plantea Shakespeare.

Y no es tampoco extraño que desde algunos ámbitos más modernos o actuales se considere también que en realidad el texto siga manteniendo un marchamo machista por cuanto Lucrecia, su sacrifico, no es visto más que como motivo de un cambio en el régimen político del mundo romano que es el suyo. ¿Los hombres empujaron a Lucrecia a suicidarse, tanto Tarquino, inductor directo, como los hombres que la amaban y que la recluían en el santo recinto del espacio privado de la casa? ¿Podía ella superar las barreras sociales y culturales que le imponían la sociedad y la cultura patriarcal de la Roma del siglo VI antes de Cristo? ¿No se vio abocada a la muerte porque la sociedad en la que vivía era machista y patriarcal?

Y más aún descubrimos que los interesados por motivos profesionales en los psicópatas tienen interés en conocer este texto de Shakespeare, en su dibujo tan preciso del Tarquino que podría ser considerado un “serial killer” tan de boga en las series y películas más modernas. Nos recordó aquel del Silencio de los corderos o el de Seven que son capaces de superar la última barrera de matarse o conseguir que los maten para seguir venciendo en su lucha con la justicia o con la policía.

Y cualquiera que se acerque al texto de Shakespeare podrá comprobar que no exageramos cuando así lo decimos. Así que lean La violación de Lucrecia, un poema del siglo XVI para nuestro siglo. ¿Para siempre?

He aquí algunos fragmentos de la traducción realizada por Monica Maffia y que fueron de nuestro agrado:

Así, inocentemente, ella da la bienvenida
y reverencia la principesca visita
cuya apariencia no revela su maldad infinita,
porque en su alto rango escudado,
esconde en su majestad, el pecado
de manera que nada en él delata
-salvo su mirada demasiado extasiada-
que teniendo todo, no lo satisface nada.

¡Qué vergüenza para los caballeros y las armas!
¡para mi familia un deshonor!
¡Qué acto impío entre los peores males!
¡Que a un hombre de armas lo esclavice la pasión!
¡ en mi cara quedará  grabada
tan vil, tan baja digresión!

"¿Qué gano si obtengo lo que quiero?
¿un sueño, un respiro, una alegría?
¿quién compra un minuto de felicidad
para llorar toda una semana?
¿o vende la eternidad
para tener un juguete?
¿o qué pordiosero sólo por tocar la corona
aceptaría ser golpeado por la guadaña?
¿y quién, por una sola uva dulce,
 destruye la viña entera?

"La culpa es tuya" dice
" el color de tu piel
declarará por mí y contará
cómo vine a escalar
las torres de tu fortaleza
nunca antes conquistada
ya que tus ojos traicionaron en mí
una mala jugada.
Tu belleza te condujo hasta esta noche
en la cual, con paciencia,
obedecerás mis caprichos,
caprichos que para mi delicia terrena
te señalan."

Queda por comentar la actualidad de una espectáculo montado ya va hace 9 años: minimalista, que respeta las artes convencionales del teatro con lo mínimo; poder de las imágenes sugeridas por el movimiento de la actriz que complementa el mensaje de la palabra del autor. Hechos que se reafirman en la potencia de la oportunidad que dio a Mónica Maffía de montar un espectáculo que se diseñó para otro fin y que se ha convertido en símbolo u objeto de reclamo para especialistas en psicopatías o malos tratos a mujeres, para jueces y criminalistas,….

Un saludo

miércoles, 11 de marzo de 2015

EL GESTO Y LA PALABRA EN EL SEMILLERO V

El 21 de febrero del 2015, en el SEMILLERO V, dirigido por Cristina Samaniego, repasamos el significado del gesto y de la palabra. Las dos herramientas básicas de la actuación.

BERNINI Alma damnata, 1619
Si la definición de gesto es:
El gesto psicológicamente considerado y tomado en sentido amplio es el conjunto de movimientos o actitudes corporales exteriormente observables correspondientes a distintos procesos mentales o estados de ánimo, que inmediatamente no pueden observarse más que por introspección.
Para el actor o el aprendiz de tal resulta muy importante tener en cuenta lo siguiente:
 La correspondencia de los procesos motores de los miembros con los procesos mentales internos, por la que hemos definido el gesto, es un fenómeno innato, si bien susceptible de ser modificado por la educación y por el arte.
Por que nos lleva a lo que realmente resulta útil para la actuación:
 La correspondencia de las reacciones exteriores de los miembros con los procesos mentales, da al gesto humano un valor social y artístico no despreciable, y es la base y fundamento del lenguaje del gesto,...
Un lenguaje que nos permite expresar ideas, conceptos abstractos, estados afectivos, exteriorización natural y espontánea del pensamiento, gestos afectivos, gestos indicativos, representativos,...todos ellos necesarios a lo hora de acompañar la palabra y dotarla de todo su sentido.

Es decir que podemos resumir la idea con lo siguiente:
 Las manos y los brazos son los miembros que mejor se prestan a traducir todos nuestros pensamientos en sus variados movimientos, la tristeza, la alegría, el horror; la duda, el miedo....
Y además:
 El ademán o postura del cuerpo debe ir acompañado de la expresión del rostro, en armonía con los sentimientos que se tratan de expresar, aparentar o despertar en los demás.
Todo ello nos ayudará a dotar de realidad y veracidad la actuación que se haga. Es decir que se puede señalar que:
 Acción: es en los actores y oradores los gestos que acompañan a la palabra.
Al hilo de estas definiciones y de los ejercicios que realizamos para intentar captar las potencialidades del gesto, se nos fue apareciendo con claridad la potencia del gesto cotidiano, común, para expresar lo que sólo con las palabras no es suficiente y que cometemos el error de olvidar cuando nos ponemos con el texto, con la palabra. La insuficiencia de ésta para expresar ha sido reconocida por muchos. Como por Diderot en su Paradoja del Comediante (1773):
 ¿Y cómo un mismo papel podría ser interpretado de la misma manera por dos actores diferentes, puesto que en el escritor más claro, más preciso y más enérgico, las palabras no pueden ser y no son más que los signos aproximados de un pensamiento, de un sentimiento, de una idea; signos cuyo valor se completa por el movimiento, el gesto, el tono, el rostro, los ojos, la circunstancia dada?
BERNINI, Alma contemplativa, 1619
De ahí la importancia de la observación de uno mismo y de los demás para controlar la gestualidad, el lenguaje de los gestos, algo que hemos de hacer el esfuerzo de practicar para poder imitar, repetir, apropiar, adaptar a nuestra naturaleza y aplicar en el escenario.

Un lenguaje de gestos que ayudará a superar el bloqueo en los diálogos (cuando se improvisan) provocados por la presencia de las palabras ajenas, la supuesta necesidad de repetir las palabras del autor, Un lenguaje de gestos que debería ayudarnos a superar el juicio negativo provocado por el error en la palabra. Unos gestos que deberían acompañar las palabras siempre.

Como dijo Diderot:
Los acentos se imitan mejor que los movimientos, pero los movimientos afectan más violentamente. Éste es el fundamento de una ley que no creo qué tenga excepciones, la de alcanzar el desenlace por una acción y no por un relato, so pena de ser frío.
Y tuve una ocurrencia. Si vemos dos rostros con un gesto particular, ¿acaso no somos capaces de construir unas palabras que den sentido a lo que expresan esos rostros? ¿y si tenemos unas palabras no podemos acoplar los rostros a esas palabras?


Los dos rostros que acompañan este comentario de una sesión fructífera pueden interpretarse como ejemplos de gestos expresivos y de la expresión de esos rostros también se nutre el que actúa, el que los ve, el que los siente…. Y no lo olvidemos podemos jugar con ello.

Un saludo
Bernardo